Era
yo un niño de alma blanca
cuando di al viento mi primer cantar,
y con el alba y el zurrón al hombro,
bajé del monte familiar
hacia la costa donde me esperaban
la emoción del abismo y el abrazo del mar.
Atrás quedaba el monte abuelo,
la casa blanca como un vetusto palomar,
la higuera madre y el parral caduco,
el olor a resinas del pinar,
la barbechera y el oropel de alondras
y la copa opulenta del pomar,
y la sombra del castañedo
y el corpulento robledal...
cuando di al viento mi primer cantar,
y con el alba y el zurrón al hombro,
bajé del monte familiar
hacia la costa donde me esperaban
la emoción del abismo y el abrazo del mar.
Atrás quedaba el monte abuelo,
la casa blanca como un vetusto palomar,
la higuera madre y el parral caduco,
el olor a resinas del pinar,
la barbechera y el oropel de alondras
y la copa opulenta del pomar,
y la sombra del castañedo
y el corpulento robledal...
ALFONSO
CAMIN
(Escritor
y poeta asturiano)
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